GENTE DE REINO

Es mucha la gente que anda por esos templos (No digo de Dios, como dice el refrán, porque no sé si todos son verdaderamente de Dios) hablando del Reino. No es una palabra desconocida, hasta los Testigos de Jehová hablan del Reino, aunque me temo que no del mismo.

 

Así es que el mensaje llega, los creyentes fieles y sinceros se sienten tocados por la suave mano del Espíritu Santo y, lo primero que preguntan, es: ¿Qué debo hacer para entrar al Reino? La respuesta la tiene un viejécito llamado Nicodemo, que fue el primero en preguntarlo.

 

De todos modos, y como ya los cristianos estamos acostumbrados casi tradicionalmente a que todo se nos diga una y otra vez, a que todo se nos explique una y otra vez, con ejemplos ocurrentes y hasta dramatizaciones teatrales, es que quiero en este trabajo, bocetar en parte lo que yo considero como gente de Reino. En principio, en una cuestión básica, tu propio ser. Y luego corporalmente, globalmente.

 

No es poca la gente que escribe preguntando cómo se puede hacer para escuchar la voz de Dios o cómo puede ver o moverse en un ambiente espiritual. Me dicen: “No sé cómo hacer, he orado pero no veo respuesta”. Eso, aunque no lo creas o nadie te lo haya enseñado, tiene relación con la iniquidad. Porque una de las cosas que la iniquidad hace, es inhabilitar nuestros sentidos espirituales.

 

Mucha gente no puede escuchar o ver, porque sus sentidos espirituales han sido afectados por iniquidad generacional. Si ustedes examinan con cuidado a los primeros hombres del Génesis, después de Adán, generación tras generación, ellos tuvieron acceso a la esfera espiritual, pero gradualmente, cada uno de ellos fue perdiendo, perdiendo y perdiendo más y más.

 

Jacob tuvo experiencias muy especiales, Moisés las tuvo, Josué las tuvo. Pero al terminar el Antiguo Testamento, tú llegas a trecientos cincuenta años de silencio. Después que el último profeta es asesinado en el altar de bronce, afuera, en el atrio, la voz de Dios calla. Y no se vuelve a levantar voz hasta que, mucho tiempo después, una voz que clamaba en el desierto, comenzó a preparar el camino del Señor.

 

Uno puede ver que Dios hizo algo a través de Juan el Bautista, porque ya en el vientre, él pudo reconocer a Jesús. Si ustedes se ponen a pensar, Juan era hijo de Zacarías. Zacarías era sacerdote, y cuando él está ministrando en el templo, y el ángel de Dios aparece, lo primero que hace el ángel de Dios, es callarle la boca. Lo deja mudo.

 

Ya ha sido enseñado y dicho muchas veces: nuestras palabras anulan la fe. Y el proyecto de concepción que Dios les estaba dando a Elizabeth y a Zacarías, no podía ser abortado por las palabras de su padre, así que para ahorrarse problemas, Dios le cierra la boca. Algunos necesitarían la unción de la boca cerrada, ¿No es cierto?

 

La segunda cosa interesante, es que a Juan le correspondía ser sacerdote igual que su padre. Dado a que el padre era sacerdote, el hijo debería ser sacerdote. Pero no hay forma de imaginarnos a Juan el Bautista de sacerdote, ¿No crees? Él establece un tiempo nuevo, con una línea ministerial perdida en el tiempo, se levanta como un profeta, no educado en la sinagoga, sino educado en el desierto, siendo alimentado de manera silvestre por Dios.

 

La tercera cosa interesante, es el nombre. Porque él debería llamarse Zacarías o algo que rimara con ese nombre. Era ley que si tu padre tenía un nombre determinado, el hijo debía llamarse igual o con un nombre que sonara muy parecido. Por eso la discusión que Zacarías tiene por señas con su familia, es respecto al nombre de Juan, porque ese nombre vino del cielo. Y con el nombre vino la identidad.

 

Entonces él escribía “se llamará Juan”. Hacía gestos, guiños, señas, ¿Me entiendes? Y su familia decía: “¿Pero cómo?, no hay ningún Juan en tu familia” Precisamente, porque el que nace no es de mi familia. Pero, obviamente, él no pudo explicar eso hasta que recuperó el habla.

 

Entonces, para que Dios pueda introducir un tiempo nuevo con Jesús, tiene que quebrar la línea de iniquidad que había operado por dos mil quinientos años en el Antiguo Testamento. Entonces, se levanta Juan y tú vas a ver a un Juan que, siendo bebé, percibe al Espíritu de Dios y percibe la presencia de Jesucristo que aún estaba en el vientre, también.

 

Cuando treinta años después, Jesús entra al Río Jordán, Juan le diría: “Él es el Cordero de Dios”. Ya lo reconoció una vez; la segunda vez no fue ningún problema. Hay algo que salió de Juan y fue justamente la línea de iniquidad que había incapacitado a los sacerdotes de Israel a escuchar a Dios.

 

Si ustedes se dan cuenta las oraciones de Daniel, de Nehemías, de Esdras, giran más o menos en torno a esto. Por nuestros pecados, y por los pecados de nuestros padres, ha pasado esto. Eso es iniquidad.

 

Cuando Dios levanta a Juan, rompe la iniquidad geneticamente, y también la rompe espiritualmente, y él puede ser el pregonero de un nuevo tiempo. La iniquidad hace que muchos de los sentidos de los creyentes, queden inhabilitados. Es recomendable que una persona sea liberada, sea ministrada, porque la sordera espiritual y la ceguera espiritual, están muy ligadas a la iniquidad.

 

(Malaquías 2: 16) = Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de los ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales.

 

 

¿Cómo yo puedo saber lo que opera en mi vida al pasar el tiempo? En Isaías 59:2 dice: vuestras iniquidades han hecho división. O sea que, lógicamente, no voy a ver ni voy a oír, hay una división entre Dios y yo a partir del pecado que he cometido, o del que ha cometido mi padre.

 

En 2 Corintios 4:3-4, dice: el dios de este siglo ha cegado el entendimiento a los incrédulos. Normalmente, una persona que está con iniquidad, no se da cuenta que tiene iniquidad. Ni toda persona que no puede escuchar o ver, tiene necesariamente iniquidad.

 

Es decir que hay que tener mucho cuidado a la hora de sacar conclusiones. No trates de sacarte una iniquidad que no tienes. Pero sí es importante que uno abra su espíritu al Señor, y permita que el Espíritu le muestre si es que hay áreas en nuestra vida que están cubiertas por un manto de iniquidad.

 

Nunca Dios cierra su oído a la búsqueda sincera de ayuda para aquel que quiera examinarse a sí mismo y probarse. Dios nunca cierra su oído; Él responde, habla, aclara y da testimonio de lo que hay. En el libro de Isaías 49, versos 8 y 9, dice:

 

Así dijo Jehová: en tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades; para que digas a los presos: salid; y a los que están en tinieblas: mostraos. En los caminos serán apacentados, y en todas las alturas tendrán sus pastos.

 

 

El que está en iniquidad, permanece en una zona de sombras. Por eso dice: salid y mostraos. Eso tiene que ver con exponerse a la luz. Otra señal de que hay iniquidad presente en una vida, es la que tiene que ver con ciertos tipos de enfermedades que no tienen origen lógico. Presencia de dolores que no tienen un origen lógico.

 

(Salmo 109: 18) = Se vistió de maldición como de su vestido, y entró como agua en sus entrañas, y como aceite en sus huesos.

 

 

Cuando alguien tiene problemas físicos, y ora por eso, pero no pasa nada, entonces va a un médico y no le encuentra nada, es bueno que uno le pregunte al Señor qué derecho tiene esa enfermedad para estar tocando su cuerpo.

 

¿Por qué? Porque las cosas no suceden sin razón. Dice la palabra que la maldición no viene sin causa. Entonces es muy importante que se tenga la claridad para buscar. Si Dios quiere mandar un problema se podrá asumir, ¿Recuerdas a Pablo? He orado tres veces por esto, y el Señor me ha respondido: bástate mi gracia.

 

O sea: él sabía perfectamente lo que le estaba pasando, y lo aceptó. Pero Dios le dijo: yo estoy haciendo esto. Si tú vas a tener que sufrir alguna dolencia física, al menos el Señor te lo va a decir. Él te va a decir, ¿Sabes qué? Yo quiero que tú vivas con esto. ¿Puedes hacerlo?

 

Y seguramente que no nos va a quedar otra que decirle “Amén, sí puedo hacerlo”. Pero el silencio, o simplemente el dolor sin explicación, mínimamente deberían despertar en nosotros el deseo de buscar una luz o una orientación al respecto.

 

(Salmo 31: 9) = Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo.

 

 

(10) Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido.

 

 

¡Qué duro! ¿No es cierto? Muy fuerte. La pregunta, entonces, es: ¿Qué debo hacer si yo me doy cuenta que tengo iniquidad? Lo digo de otro modo: ¿Cómo puedo saber si hay iniquidad en mi casa? Mira; lo más probable es que la mayoría de los seres humanos tengan alguna línea de iniquidad.

 

El Espíritu Santo trae luz y revelación, y trae palabra de ciencia, para mostrarnos a veces las cosas que hemos hecho. Y te doy un ejemplo: la masonería es una línea de iniquidad muy particular y bien buena para poder explicar cómo funciona esto.

 

Normalmente la masonería se mueve a escondidas, no es algo visible, porque los masones de alto nivel no hacen pública su filiación. Hay gente que se enteró que su padre era masón después que él murió, ya que al ordenar algunas cosas encontraron algunos objetos entre sus ropas, o libros, que demostraban que él había pertenecido a alguna logia masónica en su juventud. Pero en el fondo, uno no lo sabe.

 

La masonería es un sistema que trabaja en base a los pactos y juramentos, y a través de los pactos y juramentos, se comprometen la salud, las finanzas y el estado emocional de los miembros de la familia. No sólo del masón, sino de todos sus descendientes.

 

Cuando una persona se da cuenta de esto, la situación a veces ya puede ser tarde para salvar al padre masón porque ya está muerto o está muy viejito, pero normalmente Dios nos da la posibilidad de romper eso en la línea que viene debajo de ellos.

 

Es usual que cuando un masón deja la logia, comienza a tener problemas de salud. Empieza a tener problemas del corazón, y no es nada raro, ya que la mayoría de los masones mueren de ataques al corazón, mientras que la mayoría de las mujeres casadas con masones terminan con problemas en el área del útero. Por los juramentos que ellos han hecho.

 

Cuando estas personas vienen al Señor, nosotros debemos ayudarlas y desarraigar. La iniquidad es una planta cuya fortaleza mayor está en la raíz. Si tú la cortas al ras, lo único que logras es fortalecerla. Hay que desarraigar.

 

Desarraigar significa que tú tienes la capacidad y la autoridad, cosa que la tienes, en espíritu, para ordenar que las cosas que están escondidas salgan a la luz, y luego para quitarlas de la tierra y anular el efecto que eso produce.

 

Muchas veces la gente es afectada porque, dentro de las cosas que el familiar que muere deja, hablo de los objetos personales, hay algunos que traen maldición en sí mismos. Y la hija o el hijo lo reciben, los meten a la casa y todo el ambiente espiritual de la casa, cambia.

 

¿Por qué? Porque los objetos están íntimamente ligados a presencias espirituales. Eso está muy claro en el libro de Josué. En los capítulos 6 y 7, le habla de Acán y de todo lo que pasa porque él tomó un determinado objeto.

 

Una vez que uno ha recibido a esta persona, tiene que pasar por un proceso de limpieza, e inclusive, hay gente que tiene oraciones modelo, en el caso de la masonería, para ir rompiendo los juramentos que hizo esta persona nivel por nivel, esto es ideal.

 

De todos modos, si no cuentas con esto, lo más importante en primer término es cancelar los juramentos que hizo esa persona, y luego ordenar a los espíritus atados a esos juramentos apartarse, y finalmente, obviamente, pedir perdón al Señor por todo eso, para que el Señor restaure lo que el diablo quiso robar.

 

Ese es un ejemplo de cómo opera la iniquidad. Y vas a darte cuenta que si el abuelo era masón, el padre va a llegar a ser masón y el hijo también quiere ser masón, porque es una línea continua. Pero gloria a Dios porque nosotros, al haber conocido al Señor, somos la puerta que va a abrir una nueva etapa y va a cerrar la del pasado, para que nuestra familia conozca otro tiempo en Dios y en su futuro.

 

Nunca olvides eso. Siempre podemos escuchar de Dios y siempre podemos cambiar nuestro destino y así cambiar la vida de nuestros hijos, de todos los que vienen detrás de nosotros. En algunos casos, hasta es recomendable que la persona pierda la herencia o salga de la casa, o se aparte y corte todo lazo que tenía con la familia anteriormente.

 

Todo eso hasta que esa persona sea fortalecida y pueda ver entonces cuánto de lo que le corresponde realmente quiere tener. O sea: ¿Para qué quiero heredar basura? ¿Para qué quiero heredar objetos que en el fondo me van a afectar? Muchas veces hay que retroceder para luego avanzar.

 

En el caso de los problemas a nivel moral, es decir: los pecados sexuales que nuestra familia cometió, impurezas de nuestros antepasados, siempre el camino es pedir perdón al Señor por lo que pasó en mi familia, y ordenar que la iniquidad sea quitada de nuestra casa.

 

Esto es clave, y es algo muy poderoso. Lo más lógico es que, si había algún efecto sobre tus sentidos espirituales, después que hagas eso, vas a poder oír, vas a tener mayor sensibilidad, y va a ser la consecuencia lógica de lo que hiciste al orar.

 

En el caso de las congregaciones, muchas veces hay iglesias de donde la presencia de Dios se ha retirado. Y se ha retirado porque hubo una actitud verdaderamente contraria al Espíritu Santo. Porque el Espíritu Santo nunca impone su presencia, Él simplemente invita.

 

En algunos casos uno tiene que pedir perdón al Señor porque el lugar en el que creció, espiritualmente era un lugar cerrado a su Espíritu. Entonces imagínate por un momento que tú tienes un niñito pequeño, un bebé, que crece en una casa donde todos son mudos. ¿Crees tú que va a poder hablar ese niño?

 

No. Aunque tiene todo el equipo para hablar, no sabe hacerlo. ¿Por qué? Porque se aprende a hablar, oyendo. Entonces, si en el lugar donde yo te congregabas, el Espíritu Santo no podía hablar, lógicamente tú tampoco puedes escuchar.

 

Después pasan los años, te vas a otra forma de adoración donde aparentemente el fluir del Espíritu Santo es mayor y es permanente, y todos están oyéndolo menos tú. Entonces tú te desesperas, te lloras todo y pides oración porque todos oyen y tú no.

 

Es que estás arrastrando algo. La iniquidad de la congregación anterior está sobre ti. Porque al estar bajo esa cobertura anteriormente, al haberla aceptado sobre ti de manera voluntaria, también aceptaste los errores. Entonces tienes que orar y pedir perdón porque has aceptado que Él no hablaba.

 

En la medida en que tú tengas más limpieza en tu vida, tu autoridad será mayor. La gente de luz y la gente de Reino, es gente a la cual la iniquidad le ha sido removida de su vida. Tómate un momento. Si tú sabes que en tu familia hay cosas que no han sido resueltas, este es el mejor momento para orar.

 

Los ministros auténticos casi se desesperan por tratar de ayudar a gente con iniquidad. Es que se ven a estas personas como si unas hormigas termitas los estuviera socavando el suelo de sus vidas. Por fuera se ven casi normales, pero por dentro están llenos de huecos.

 

Pero eso no es todo. En todo caso es apenas el principio, el inicio de un camino en dirección al Reino, ese que Jesús le dice a Nicodemo que podrá ver y luego entrar solamente si nace de nuevo en el espíritu.

 

Quiero hablarte ahora de tres personas: Jonatán, Josué y Eliseo. Hay un perfil en estas tres personas que quiero mostrarte. Hay gente que ha sido preparada por Dios para ir al frente y ser primeros, pero hay otra gente que también ha sido preparada por Dios para ir detrás de ellos, como segundos.

 

No hay nada malo en ser segundos. A no ser que la comida sea escasa y no te llegue nada, no hay problemas con ser segundo en algo. El nombre Jonatán, significa “Jehová ha dado”. El primer punto a considerar, es que tú no debes ni puedes buscar ayuda, Dios será quien te la proporcione.

 

Esas ayudas, esos segundos, tienen que ser del orden de Jonatán: “Dios los ha dado”. O sea que yo, si tengo un ministerio, tengo que saber a quiénes Dios me dio para que me ayuden y respalde. Lo que no debo hacer es contratar seguridad privada por mi cuenta.

 

Lo que cada ministro debe hacer, es llamar a esa persona que va a ayudarlo, en su espíritu. ¿Cómo es esto? Simple, ¡Llámalo! Es interesante cómo dice la palabra que el Espíritu de Dios llamó al norte, al sur, al este y al oeste a los hijos de Dios. Los llamó y los reunió.

 

Tú puedes orar y decirle: “Padre, yo necesito gente que me guarde, me ayude y me respalde en oración. No los tengo, yo los llamo, ahora, en el espíritu, en el nombre de Jesús, que vengan a nosotros”. Y ahí Dios va a empezar a mandarte gente que aparece casi de la nada, que a lo mejor estaba ahí cerca, pero que nunca se te había acercado.

 

Porque hay mucha gente que es muy explosiva emocionalmente. Y te dicen: ¡Vamos, hagamos, tomemos esto y aquello! Pero pasan los días y tú te das cuenta que todo era un empuje inicial, luego comienzan a apagarse. No eran los que debían ser. ¿Sabes cuántos de esos me escriben?

 

Porque en principio son como mil, luego quedan quinientos y luego empieza a bajar la presencia más y más. Yo, en la época donde todavía era invitado a predicar en las congregaciones, solía decirles a los pastores que su verdadera iglesia no era la que se veía los domingos por la tarde-noche; su verdadera iglesia era la que venía a las reuniones de oración.

 

Hay muchos cristianos que, pese a llevar años y años concurriendo a una congregación, independientemente de cómo sea espiritualmente esta, se muestran tan desconectados de todo que todavía siguen siendo visitas.

 

A propósito de esto, un venerable anciano que ya está con el Señor, solía decir con mucho humor que esos cristianos se sienten la sangre del cuerpo de Cristo. Quieren recorrerlo todo. Un día están acá, otro día allá y nunca en un lugar donde puedan ser utilizados por Dios para extender el Reino.

 

Volvamos a Jonatán, “Jehová ha dado”. Era el primogénito de Saúl. Es muy interesante toda la línea de Jonatán, hay muchas cosas en este hombre, de las cuales te voy a mostrar tres. Dos de ellos son para imitar, y el tercero para repudiar, ¿De acuerdo? No te vayas a confundir, por favor.

 

La primera cosa es que este Jonatán, era un hombre valiente. Siempre me ha impresionado cómo, él y su escudero, se meten al campamento enemigo, el de los filisteos, ¿Recuerdas? Y ponen patas para arriba el campamento y, para colmo, casi le cuesta la vida.

 

¿Por qué? Porque tontamente, su padre Saúl había hecho un juramento, que quien comiera antes que se ponga el sol, morirá. Y él fue y comió miel, pero comió de una miel muy particular, porque dice que la miel estaba cubriendo toda la tierra, o sea que hubo algo de celestial en esa experiencia. Así que casi le cuesta la vida. De no ser por el ejército de Dios, él hubiera terminado muerto. Pero el ejército de Saúl interviene y lo salva.

 

Jonatán aparece en la vida de David justo después de que David vence a Goliat. Y esta es una señal muy interesante. La gente que va a respaldarte, aparecerá justo después de tus primeras victorias, no por casting religioso. Cuando Jonatán se acerca a David, dice que él le da sus ropas y sus armas.

 

Esta era una señal de pacto. Y dice acá que Jonatán lo amó como a sí mismo. Hay un principio bíblico muy conocido al respecto: ama a tu prójimo como a ti mismo. De ahí que siempre decimos que un hombre de Reino, para poder amar a alguien, tiene que tener el corazón sano.

 

No puedes a amar alguien de ninguna manera si te estás aborreciendo a ti mismo. Después de esto, Jonatán se convierte en un protector de David, de la furia de su padre y de los celos de Saúl. Y es triste porque él termina en medio de un problema por estar en medio de dos personas.

 

Era amigo del peor enemigo de su padre. Qué situación más difícil. Él siempre quiso ser el segundo, él nunca quiso el reino. Si te das cuenta, lo más lógico hubiese sido que él apoye a su padre, ya que él iba a ser el continuador de la línea.

 

El sucesor, él podía seguir después de Saúl le tocaba a él. Pero él supo reconocer que el ungido de Jehová era David. Y lo cuidó y lo protegió. Hay una etapa en la vida de Jonatán, y por eso te decía que debías imitar un par de cosas, en la que él amó fuertemente a quien estaba cuidando. Eso es para imitar.

 

Lo segundo a imitar, es que debes estar dispuesto a entregarle tus armas y tus ropas. Eso significa que tu amor es algo que se expresa en los hechos. Es como decir : yo estoy libre y estoy listo para hacerlo. No puedes dejar de tejer estrategias de combate con los que Dios ha puesto a tu lado por causa de nuestras vidas particulares. No se puede, no nos está permitido.

 

Ahora bien; la cosa que te decía que no era buena en Jonatán, es que en un momento determinado, y habiendo apoyado a David toda su vida, cuando comienza la caída del gobierno de Saúl y Saúl está ya en lo último, él escoge el bando equivocado.

 

 

Eso le cuesta la vida a Jonatán. Su lugar, en ese momento, era al lado de David. Pero él se va al lado de Saúl, y muere. Alguien me podrá decir: ¡Y bueno! ¡Pero Saúl era su padre! ¡Él le estaba siendo fiel a su padre! Sin embargo, la palabra le diría: deja la casa de tu padre, y el Señor te recibirá.

 

 

No se trata que Dios te pida que seas desleal con tu padre, y entiéndase como padre a nuestra primera lealtad. No estoy hablando de eso, estoy hablando de que uno tiene que saber a qué cosa es que Dios lo ha llamado.

 

¿Para qué me ha llamado Dios? ¿Adónde tengo mi línea? Tengo certeza que Jonatán no hubiera muerto trágicamente si hubiera estado del otro lado. David no iba a matar a Saúl. Es más; él reacciona de una manera tremenda cuando lo tocan a Saúl.

 

Porque nunca fue el deseo de David tocar a Saúl. Él tiene una convicción de pecado tan fuerte que no lo haría nunca más. En realidad, era un hombre muy temeroso de Dios. Pero, obviamente, la situación en ese momento fue incontrolable.

 

Uno puede ver la amistad entre David y Jonatán aún después de su muerte, por la manera en que él cuida a su hijo Mefi-bosed. Y lo hace aun cuando Mefi-bosed salía con Absalón. Ahí puedes darte cuenta que hay una línea de iniquidad que obró en Saúl, obró en su momento también en Jonatán y obró en Mefi-bosed.

 

Sin embargo, déjame decirte que se necesitan hombres probos del tipo de Jonatán, ejemplo de amor. Porque si tú no amas, jamás podrás ser un hombre de Reino correcto. Después tienes a Josué. Josué significa “Jehová es salvación”. Fue el primero de los ayudantes y hombres de confianza de Moisés.

 

Todos conocemos a Josué. La primera batalla que él dirige fue contra los amalecitas, y ahí empieza la fama de este hombre. Pero fíjate que él fue uno de los doce espías que Moisés mandó a inspeccionar la tierra.

 

¿A qué tribu representaba Josué? Él venía de la tribu de Efraín. Efraín significa “doblemente fructífero”. Esa es la gente apta para el Reino, gente fructífera, no estéril. Piensa un momento: ¿Qué quiere decir fructífero?

 

Imagínate que estamos armando un simbólico hombre de Reino. Y ahí le ponemos el corazón de Jonatán. No nos interesa el resto de Jonatán, sólo el corazón. Porque, por ejemplo, Jonatán era un hombre de doble ánimo. Por eso yo no quiero la mente de Jonatán, sólo su corazón. Ese amor incondicional.

 

Después tenemos a Josué, un hombre extraordinario de la Biblia al cual, realmente, no se le ven errores. Es tan perfecto que parece un ser casi ficticio. El hecho de que él perteneciera a la tribu de Efraín significaba algo: doblemente fructífero.

 

La gente que tiene un montón de limitaciones y es estéril en muchas cosas, yo te puedo asegurar que no sirve como hombre de Reino, porque ora más tiempo por sus propios problemas que por la persona a la que supuestamente tiene que acompañar, cubrir y respaldar.

 

Jesús dijo que íbamos a reconocer a la gente por sus frutos. Muchas veces hay gente que no las ve y tienen una apariencia, pero son sus frutos, al pasar los años, los que determinan quién eres tú. Y eso no entra en una tarjeta de esas que tantos y tantos presentan a la salida de los cultos.

 

¿Cómo buscamos los frutos en personas a las que deseamos ver acompañándonos en nuestro ministerio? Lo que Pablo le dice a Timoteo que debe buscar, nada distinto. Por ejemplo, que tenga su casa en orden. Ese es un sencillo punto.

 

Y no es demasiado complicado ni rebuscado, es muy simple y contundente: lo que mide quién eres, es tu casa. Un predicador puede ser el mejor exponente del Reino en la plataforma y a su alrededor las multitudes pueden derrumbarse tocadas por el Espíritu Santo, pero tú sabrás quién es en verdad cuando conozcas su familia y su casa.

 

Yo conozco a alguien que está ministrando tremendamente y me digo y –si lo tengo frente a mí- le digo: tu iglesia con diez mil miembros no me dice quién eres tú; tus libros no me dicen quién eres tú. Diez minutos con tu esposa y tus hijos, eso sí me dicen quién eres tú.

 

¿Qué frutos debemos buscar? Esos. No estamos hablando de personas que al caminar hagan destellar un arco iris por sobre sus cabezas. ¡Apenas creemos en aquellos que muestran la clara evidencia de tener temor de Dios!

 

Por eso Pablo le dice a Timoteo: “mira, encomienda esto a hombres fieles, que sean aptos para enseñar a otros, que tengan su casa en orden, porque: ¿Cómo podrán administrar la casa de Dios si no han podido administrar la suya?”

 

 

Que tenga sus hijos bajo sujeción, que sea conocido por tener testimonio correcto. Testimonio, no testa y moño. Josué es un hombre fructífero, lo van a ver ustedes siempre en una actitud de estar detrás de Moisés. No a su lado filmando haciendo rostro para la TV de la época; o tapándolo. Atrás.

 

Moisés sube al monte y Josué se queda al pie. ¿Cuánto tiempo? Cuarenta días. ¡Y sin ver ni experimentar lo que Moisés vio y experimentó! ¿Cuánta gente, hoy, aceptaría un segundo plano, un bajo perfil de esas características?

 

La iglesia estructural tuvo una excelente idea que lamentablemente nunca tuvo respuesta adecuada: las reuniones de oración. ¿En qué congregación has visto reuniones de oración tan numerosas como un culto de domingo? En muy pocas, o ninguna. ¡Si en algunas ni siquiera el pastor va porque piensa que son muy aburridas!

 

Esa admirable la vida de Josué, pero muchos de nosotros no tiene nada que ver con él. Y perdona que te hable así de fuerte, pero se supone que somos un ejército. Y tú ya sabes cómo se hablan los militares de un ejército entre ellos, ¿No?

 

De todos modos, sé perfectamente y por experiencia propia, que aquellos que se asustan ante las primeras verdades que escuchan, no califican para ser gente de Reino. Porque esta es una gente valiente que es necesario tengan una alta cuota de audacia.

 

Esa y la obediencia eran las máximas virtudes de Josué. Era obediente y era fiel, él obedeció hasta las instrucciones más pequeñas. Y te darás cuenta que por algo fue que sólo él y Caleb tuvieron el privilegio de entrar a Canaán.

 

¿Sabes cuál es el peor mal de nosotros, los latinoamericanos? “¡Ahhh! ¡Es que yo pensé que…!” Cuando hay una instrucción directa de Dios, no es para que pienses algo. Hazlo. Entonces yo le pondría a este simbólico hombre de Reino, la obediencia de Josué.

 

Fíjate que aun de viejo él sigue siendo un problema para los enemigos. ¿Recuerdas? Cuando decide tomar junto con Caleb el monte de los gigantes. “Y, tengo ochenta años pero estoy como el primer día”. ¡Nadie quería ese monte, eran los peores vecinos! Pero era el que tenía la mejor vista. Era el más alto, y él toma ese lugar. Josué. Muere de ciento diez años, un hombre impresionante.

 

El tercer hombre que es imitable y es un modelo de gente de Reino, es Eliseo. Fue sucesor del profeta Elías y, cuando el encuentro se da entre ellos es muy particular, porque Eliseo está trabajando. Y mientras él está trabajando, ahí va Elías y hace algo muy sencillo: le pone la mano encima.

 

Por un momento ponte a pensar simplemente esto, que yo te escribo un correo a ti, ahora mismo, sin conocerte ni que tú me conozcas, diciéndote: en dos semanas te espero en Rosario. ¿Qué harías tú? No sabemos casi nada de Eliseo.

 

Lo que sí sabemos es que, en 1 Reyes 19:19, cuando él recibe el manto, él entiende lo que Elías hace, y de inmediato deja todo y se va con él por espacio de ocho años. Impresiona cómo se deshace de sus yuntas, se hace la parrillada con ella. Y listo, si había algún motivo por el cual tenía que volver acá, ya no hay ningún motivo.

 

Eliseo tiene algunas virtudes muy particulares, veamos algunas. No solamente tiene el amor por el profeta; no sólo se reconoce como hijo del profeta; no solamente él termina haciendo el doble de los milagros que hiciera su maestro, sino que es otra persona de la que no se registran errores.

 

Yo veo a Elías cayendo en algunas áreas como, por ejemplo, la depresión después de la amenaza de Jezabel, cosa que no se repite en él. Todo ser humano está hecho para reproducirse. Tú también. El sucesor de Elías es Eliseo.

 

Eliseo termina haciendo el doble de milagros que Elías. El sucesor de Eliseo es Giezi. ¿Cantidad de milagros de Giezi? Cero. Acá hay algo triste, pero muy grosso. La unción de Dios que está en ti, está hecha para afectar a los que están contigo y a los que están detrás de ti.

 

Todos los creyentes genuinos tienen un nivel de unción. Esa unción está diseñada por Dios para transmitirse a otras personas. Es muy interesante, pero Eliseo falló en algo: no supo escoger su discípulo. ¿Sabes cuál es la triste consecuencia de esto? Que Eliseo se llevó su unción.

 

Años después, un joven muerto, es arrojado sobre los huesos de Eliseo, y él volvió a la vida. Esa es la señal de que la unción de Eliseo quedó en sus huesos. Que tristeza. ¡Qué desperdicio! Porque Giezi estaba llamado a tener cuatro veces el nivel de unción que tuvo Elías. Y no, Eliseo se llevó la unción en sus huesos, porque no tuvo sucesor.

 

Ahí, en Eliseo, termina la línea profética del Antiguo Testamento. Giezi es una persona a quien Mamón tomó. El afán de la riqueza y el dinero lo tomó y así robó su lugar en la historia. Pasó de mentiroso a simplemente interesado. Ahí Eliseo falló, en delegar y generar la propia unción en otros.

 

Entiende esto: los que vienen detrás de ti, están llamados a hacer el doble de señales y muestras de la unción que tú tienes ahora. ¡Es bíblico! ¡Jesús lo dijo tomándose como ejemplo a sí mismo! Si no tienes en quien reproducirte, tus huesos no serán muy útiles aunque estén ungidos.

 

¿Tienes discípulos? ¿Tienes gente que está acompañándote y observando lo que tú haces para imitarte? ¿Tienes gente que pueda continuar el ministerio? Es vital. ¿Qué podríamos sacar de Eliseo para nuestro simbólico hombre de Reino virtual?

 

Hemos sacado el corazón de Jonatán, la audacia y obediencia de Josué, y ahora Eliseo. Si ustedes se dan cuenta, Josué fue un gran estratega. Pondríamos también el ingenio y la mente de Josué en nuestro hombre, porque él era muy inteligente, y supo tomar cada ciudad y supo distribuir el ejército de Dios convenientemente.

 

Eliseo, y sólo te lo doy como dato, él hizo solamente dos milagros, muy parecidos a los que Jesús hizo. Multiplicación de comida, cosas así. Eliseo es muy especial. Pero, ciertamente, los tres tienen rasgos de obediencia, los tres tienen rasgos de fidelidad. Por eso son buenos segundos.

 

¿Pero qué tiene de destacado, Eliseo? ¿Qué le pondrían ustedes? Sí, claro; persistencia, determinación, pasión. Era un hombre apasionado. No sabemos casi nada de la vida de Eliseo, si se casó, si tuvo familia, nada. Y no lo sabemos porque su vida fue el ministerio. Entonces, lo que yo pondría nuestro hombre de Reino de parte de Eliseo, es decisión y poder de Dios manifestado. ¿Será suficiente?

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