Si lo crees así!!! .- Escribe Amén!!!

Oración para recibir la salvación y el bautismo del Espíritu 

Si aún no has aceptado a Jesús como tu Salvador y Señor, sólo haz la siguiente oración con fe, y ¡Jesús será tu Señor!

Padre celestial, me presento ante Ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo el que invoque el nombre del Señor será salvo» (Hechos 2:21). En este día invoco Tu nombre. Oro y le pido a Jesús que entre a mi corazón para que se convierta en el Señor de mi vida de acuerdo con Romanos 10:9-10: «Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para alcanzar la justicia, pero con la boca se confiesa para alcanzar la salvación». Ahora lo hago y confieso que Jesús es el Señor, y creo en mi corazón que Dios lo levantó de la muerte.

¡Ahora soy una persona nacida de nuevo! Soy cristiano —¡Hijo del Dios todopoderoso! ¡Soy salvo!—. También dices en Tu Palabra: «Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡CUÁNTO MÁS el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!» (Lucas 11:13). Así mismo, te pido que me llenes de Tu Espíritu Santo. Espíritu Santo, crece en mi interior mientras le doy la alabanza a Dios. Tengo la plena convicción de hablar en otras lenguas según Tu espíritu me dé palabras para expresar (Hechos 2:4). En el nombre de Jesús, amén.

Recibiendo el don de Dios: El Espíritu Santo

Padre celestial, soy creyente. Por tanto, soy Tu hijo y Tú eres mi Padre. Jesús es mi Señor. Creo con todo mi corazón que Tu Palabra es verdadera. Y ésta dice que si pido el Bautismo del Espíritu Santo, lo recibiré; así que, en el Nombre de Jesucristo mi Señor, te pido que me llenes en abundancia con Tu precioso Espíritu Santo. Bautízame en el Espíritu Santo. Y por Tu Palabra, creo que lo recibo ahora, y te agradezco por Él. Creo que el Espíritu Santo está en mi interior, y lo acepto por fe. Ahora, Espíritu Santo te pido que crezcas en mí mientras alabo a Dios. Tengo la plena convicción de hablar en otras lenguas según Tu Espíritu me dé para hablar.

Medita en estas escrituras acerca del Espíritu Santo: Lucas 11:9-13; Juan 14:10, 12, 16-17; Hechos 1:8, 2:4, 32-33, 38-39, 8:12-17, 10:44-46, 19:2, 5-6; 1 Corintios 14:2-15, 18, 27; Efesios 6:18; Judas 20.

Oración para pedir salvación por otras personas

Padre, me presento ante Ti en oración y creyendo en fe. Tu PALABRA dice que Tu deseo es que todos sean salvos y que vengan al conocimiento de la verdad; así que en este día te traigo a ____________ y lo presento ante Ti.

En el nombre de Jesús destruyo el poder, los planes y las asechanzas de Satanás sobre la vida de ____________________. Y ahora, mientras Satanás está atado, te pido que envíes a los obreros idóneos para que compartan las buenas nuevas del evangelio, y que lo hagan de una forma en que él/ella escuche y entienda. Mientras la verdad está siendo ministrada, creo que ____________________ entrará en sus sentidos, será libre de las ataduras del diablo, y aceptará a Jesús como el SEÑOR de su vida.

Padre, te pido que llenes a ____________________ con el conocimiento de Tu plena voluntad en toda sabiduría y entendimiento espiritual. Mientras intercedo a su favor, creo que el poder del Espíritu Santo está obrando, y desde este momento te alabo y te agradezco por la salvación de ____________________.

Estoy seguro de que estás atento y activo, velando para que Tu PALABRA se cumpla. Ésta no regresará a Ti vacía. Pues cumplirá lo que a Ti te agrada, y prosperará para lo que la enviaste. Por tanto, mi confesión de fe es: “Dios ha comenzado la buena obra en la vida de ____________________, la perfeccionará y la completará hasta el día de Jesucristo. En el nombre de Jesús, amén.

Referencias bíblicas: 2 Pedro 3:9; Mateo 18:18, 9:37-38; 2 Timoteo 2:26; Jewremías 1:12; Isaías 55:11; Filipenses 1:6.

Oración para cultivar tu lenguaje celestial

Confía en la Palabra de Dios y practícala. Él ya te dio el don del Espíritu Santo. Las siguientes oraciones te ayudarán a animarte a establecer tu lenguaje celestial.

Padre celestial, soy creyente. Por tanto, soy Tu hijo y Tú eres mi Padre. Jesús es mi Señor. Creo con todo mi corazón que Tu Palabra es verdad.

Tu Palabra dice que si pido al Espíritu Santo, lo recibiré. Así que en el Nombre de Jesucristo, mi Señor, te pido que me llenes en abundancia con Tu precioso Espíritu Santo. Jesús, bautízame en el Espíritu Santo.

Gracias a Tu Palabra, creo que lo recibo ahora y te agradezco por Él. Creo que el Espíritu Santo está en mí, y lo acepto por fe.

Ahora te pido Espíritu Santo que crezcas en mi interior mientras le doy la alabanza a Dios. Tengo la plena convicción de hablar en otras lenguas según me des para expresar.

Referencias bíblicas: Lucas 11:10-13; Hechos 2:4; Judas 20; 1 Corintios 14:4.

Padre, Tú dices en Tu Palabra: «Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡CUÁNTO MÁS el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!» (Lucas 11:13). Por tanto, te pido que me llenes con el Espíritu Santo. Espíritu Santo, te pido que te levantes en mi interior mientras le doy la alabanza a Dios. Tengo la plena convicción de hablar en otras lenguas según me des para expresar (Hechos 2:4). ¡En el nombre de Jesús, amén!

Comienza a alabar a Dios por llenarte con el Espíritu Santo. Declara las palabras y sílabas que recibiste —no en tu propio lenguaje, sino en el lenguaje que te da el Espíritu Santo—. Debes usar tu propia voz, pues Dios no te forzará a hablar. No te preocupes por la forma en que se escuchará. ¡Es un lenguaje celestial!

Confesiones para el tiempo de tu estudio 

¡Dios está de tu lado! Utiliza las siguientes confesiones para proclamar lo que la Palabra de Dios dice acerca de tu vida, y comienza a edificar tu fe.

Al escuchar, estudiar, creer y confesar la Palabra de Dios; mi fe continúa creciendo. Habito en Dios y Su Palabra mora en mí, así que pido lo que necesito de acuerdo con Su Palabra, creyendo y recibiéndolo por medio de la fe. Jesús es el Señor sobre mi situación; por tanto, no siento ningún temor ni me preocupo por lo que estoy atravesando pues ya desaté mi fe, y la voluntad de Dios se está cumpliendo en mi vida ahora mismo.

Jesús es el Autor y Consumador de mi fe, ¡así que pongo mi mirada en Él creyendo y poniendo en práctica Su Palabra! Estoy convencido de que mi fe obrará porque creo que la Palabra de Dios es verdadera, y ésta hará que las cosas sucedan; creo que Él que recompensa a los que lo buscan. No sólo escucho la Palabra, sino la pongo en práctica con fe. No tengo ninguna duda, creo en mi corazón que tengo lo que declaro con fe.

Referencias de la confesión: Romanos 10:17, Juan 15:7, Marcos 11:23-24, Mateo 6:10, Hebreos 12:2, Hebreos 11:6, Santiago 2:17.

No soy movido por lo que veo, siento o experimento. Pues tengo el mismo tipo de fe de Dios. La Palabra de Dios está en mi corazón y en mi boca. He declarado mi fe y creo que recibo _________. Aunque aún no haya visto los resultados físicos, sé que ya lo tengo y no seré movido por ningún sentimiento negativo.

Dios, te agradezco porque tengo al Sumo Sacerdote en el cielo y Su nombre es Jesucristo; Él dijo que puedo obtener lo que confieso. Así que, de la abundancia de mi corazón declaro la Palabra de Dios sobre mi situación. ¡Su Palabra nunca falla!

Referencias bíblicas: Romanos 10:8, Marcos 11:23-24, Santiago 2:17, Hebreos 4:14-16, Mateo 12:34.

Una confesión para realizar una oración guiada por el Espíritu

Tu Padre celestial te dará al Espíritu Santo si se lo pidas. Dile al Señor: “Porque tu declaraste que me darías al Espíritu Santo si te lo pido, desde este momento en tanto a mi concierne, soy un creyente lleno del Espíritu Santo”. También declara las siguientes confesiones para reforzar el deseo de Dios de que ores en el espíritu.

Estoy lleno del Espíritu Santo del poderoso Dios. Cuando oro en lenguas, estoy orando en el espíritu. El Espíritu Santo es mi Consolador y mi Guía. No pongo mi espíritu a disposición del mal. Orar en el espíritu me fortalece e intensifica mi relación personal con Dios.

Mis oraciones son poderosas porque estoy bautizado en el Espíritu Santo, Él es quien edifica y edifica mi ser espiritual poniéndome en contacto con las cosas más profundas de Dios. Gracias al Espíritu Santo, puedo orar la perfecta voluntad de Dios, y dejar de lado mi entendimiento natural; eso me ayudará a interceder por las demás personas.

Referencias bíblicas: Lucas 11:9-13; 1 Corintios 14:14; Judas 1; 1 Corintios 14:4, 2:10; Romanos 8:26-27.

Confesando el plan de Dios para mi vida

Yo sé que los planes de Dios son prosperarme y no dañarme. Sus planes son para darme esperanza y un futuro. Me deleito en el Señor y deseo que Su perfecta voluntad se cumpla en mi vida, y Él concederá los deseos de mi corazón.

Creo que las promesas de Dios son para mi vida. Amo al Señor y vivo amando a los demás; los perdono, soy un dador, le ofrezco a Dios mi alabanza y mi agradecimiento, tengo un cuerpo sano, soy libre del temor, soy próspero, y estoy cubierto con LA BENDICIÓN.

Referencias bíblicas: Jeremías 29:11, Salmos 37:4, Mateo 22:37-40, Romanos 12:10, Efesios 4:32, Salmos 34:1, 1 Tesalonicenses 5:17, 2 Corintios 9:7-8, Isaías 53:3-5, 2 Timoteo 1:7, Deuteronomio 28:1-14.

Confesando quién eres en Cristo

“Cuando recibí a Cristo como mi Señor me convertí en una nueva criatura. Mi vieja naturaleza se quedó en el pasado. Todo es nuevo en mi espíritu. ¡Fui hecho la justicia de Dios en Cristo Jesús! El Señor cambió mi corazón endurecido por uno nuevo. ¡Ya no soy esclavo del pecado, pues he sido redimido sin mancha alguna en mi espíritu, alma y cuerpo!”.

“¡Soy heredero con Jesús! Él trajo de vuelta LA BENDICIÓN; por tanto, también me pertenece. Fui creado para obrar de la misma forma que Jesús lo hizo de acuerdo con la Palabra de Dios, y LA BENDICIÓN fue hecha para producir los mismos resultados en mi vida. Fui enviado a usar LA BENDICIÓN para bendecir a otras personas, y ésta fluirá en la vidas de las personas que me rodean”.

Referencias bíblicas de la confesión: 2 Corintios 5:17, 21; 1 Tesalonicenses 5:23-24; Ezequiel 11:19; 1 Corintios 15:45; Romanos 9:5; Juan 20:21.

¿Qué significa la redención?

Después de la caída del hombre en el huerto de Edén, cuando Adán cometió la más grande traición contra el Creador; Dios no lo abandonó para que sufriera por la eternidad en ese estado pecaminoso. En lugar de eso, en Su gran misericordia y amor, de inmediato creó un plan para recuperar al ser humano —un plan de redención—.

Todo esto fue un misterio que estaba escondido en Dios, hasta que finalmente llegó el momento de que ese plan se cumpliera. Éste debía estar escondido —pues Dios no quería que Su enemigo, el diablo, interrumpiera o estropeara Su plan—. Este glorioso plan de redención se encargaría de echar fuera a Satanás por completo. ¡Alabado sea Dios! En Romanos 16:25-27, dice que aunque el plan se mantuvo en secreto desde la creación del mundo, ahora se nos ha revelado a través de Su Palabra:

«Al que puede fortalecerlos en la fe conforme a mi evangelio y predicación (acerca) de Jesucristo (el Mesías), de acuerdo a la revelación del misterioso plan de redención que estuvo en silencio y en secreto desde hace muchas décadas, pero ahora es revelado y a través de las Escrituras de los profetas es dado a conocer a las naciones, de acuerdo al mandamiento del Dios eterno, [para ganarlos] para que obedezcan la fe, ¡al único Dios sabio sea la gloria para siempre a través de Jesucristo (el Ungido)! Amén (así que sea hecho)».

La siguiente enseñanza te ayudará a entender paso a paso la realidad del plan de Dios y la parte que desempeñas dentro de él. Una vez que entiendas y apliques lo que aprendiste, podrás permanecer firme en contra del ataque del enemigo quien quiere derrotarte.

  1. El plan de redención necesitó una encarnación (la unión de la divinidad con la humanidad en Jesucristo —Dios se hizo hombre en la persona de Jesucristo—).

Debido a que el hombre fue el protagonista en la caída, también un hombre –Jesús– tuvo que ser el protagonista de la redención. Después de la caída, la presencia de Dios ya no estuvo con el hombre, por tanto, cualquier persona que nacía en el mundo, era gobernada por Satanás debido a la traición de Adán, por tanto, el ser humano no conocía a Dios en lo natural. (Lucas 4:6). Así que, el objetivo de la encarnación fue que el hombre recibiera una vez más la vida eterna de Dios, y esta vez a través de la muerte sustitutiva, sepultura y resurrección de Jesús. Y fue así como se le dio el derecho de ser hijo de Dios al ser humano una vez más (Juan 1:12-13; 2 Pedro 1:3-4).

  1. La redención viene del conocimiento de la verdad.

El poder divino de Dios ya proveyó todo lo que le pertenece a la vida y a la piedad, a fin de que el hombre escape de la corrupción del mundo, y sea parte de la naturaleza divina de Dios. A través del conocimiento de Jesús nuestro Señor, puedes obtener la gracia y la paz de Dios (2 Pedro 1:1-4). En estos versículos, la palabra conocimiento significa: “entendimiento, total discernimiento, reconocimiento”. Y en cuanto reconozcas, confieses y recibas a Jesús como tu Salvador y Señor, Su naturaleza habitará en ti.

La revelación del conocimiento de Dios es la realidad y la verdad de Su Palabra, la cual es revelada por medio del Espíritu Santo. No es sólo un producto de la sabiduría humana (Santiago 3:13-18). ¡Literalmente es una sabiduría otorgada por la revelación de Dios en cuanto lo reconoces e inviertes tiempo en Su Palabra!

  1. El señorío de Satanás ha sido destruido.

En Apocalipsis 12:11, se nos enseña que los creyentes vencieron a Satanás por medio de la sangre del Cordero y por la palabra de su testimonio, o confesión. La confesión da como resultado posesión. Así que confiesa con valentía o declara con firmeza lo que Dios dice acerca de ti en Su Palabra: «Soy vencedor por la sangre del Cordero y por la palabra de mi testimonio. He sido redimido del señorío de Satanás. Y sus armas forjadas no prosperarán contra mí». (Isaías 54:17; 2 Corintios 10:4; Santiago 4:7).

Jesús es la cabeza de la Iglesia, no Satanás (Efesios 4:15-16, 5:23; Colosenses 1:18, 2:10). Si ya aceptaste a Jesús como el Señor de tu vida, entonces Satanás ya no puede gobernarte. Su señorío sobre tu vida ha sido destruido para siempre. ¡Aleluya!

  1. Fuimos comprados con un precio.

En 1 Corintios 6:19-20, se nos afirma que somos templos del Espíritu Santo, pues Él habita en nuestro interior. No somos dueños de nosotros mismos. Fuimos comprados con la preciosa sangre de Jesús, la cual fue el precio que se pagó por medio del plan de redención. Por esa razón, debemos glorificar a Dios en nuestro cuerpo y espíritu.

  1. Ya comenzamos a caminar en nuestra herencia.

En cuanto tomamos nuestro lugar en Su reino, y asumimos los derechos y privilegios que nos pertenecen en Cristo; Dios nos responde con una medida mayor (Efesios 3:20).

Contamos con una herencia en Él (Hechos 20:32; Colosenses 1:12). Su Palabra nos da a conocer lo que nos pertenece. Y mientras tú estudias las escrituras en este bosquejo, nosotros oraremos para que obtengas la fortaleza y el conocimiento de tu redención, de quién eres en Cristo, y para que experimentes Su bondad y que seas saciado con Su plenitud.

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