**Todas las paginas**

  

EL CORAZÓN DEL HOMBRE

 

 

EL ESPEJO ESPIRITUAL DEL CORAZÓN

 

 

(Una representación alegórica en diez cuadros)

 

Este folleto con sus ilustraciones, tuvo su origen en Francia en 1.732. Es conocido como el Espejo Espiritual del Corazón, o El Libro del Corazón, y debido a su verdad y valor escritúrales profundos, ha estado y aún está en circulación prácticamente en todos los idiomas europeos y es leído por toda clase de gente de todos los credos.

 

Adaptado a la vida y pensamientos africanos, este pequeño libro,  impreso en muchas lenguas africanas - se ha introducido en los hogares y corazones del africano, con el resultado de que muchos han experimentado la verdad de la promesa de Dios en el Antiguo Testamento, la cual ha sido cumplida en el Nuevo Testamento. Os darécorazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros (Ezeq. 36:26; Heb. 8:10).

 

“Todo aquel que comete pecado, infringe  también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.

 

Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él.

 

Todo aquel  que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.

 

Hijitos, nadie os engañe: el que hace justicia es justo, como él  es justo.

 

El que practica el  pecado, es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.

 

Todo aquel  que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece  en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

 

En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel  que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios” (1 Juan 3:4-10).

 

 

 

 

 

El Corazón Del Hombre

 

El templo de Dios o el taller de Satanás (1 Juan 3:4-10)

 

Este no es un libro nuevo. Apareció primero en Francia hace más de 200 años, y ha traído grandes bendiciones a miles de almas. Ha servido como un espejo espiritual en el cual la gente ha podido ver su condición espiritual como Dios la ve, Muchas personas que han visto sus corazones pecaminosos fotografiados en estas páginas, se han arrepentido y obtenido dentro de si corazones nuevos y un nuevo espíritu.

 

Mientras lee este libro, tenga, presente, por favor que es un espejo en el cual Ud. se verá a sí mismo. Sea Ud. pagano o cristiano, creyente o apóstata, Ud. encontrará su propia fotografía, exactamente tal como Dios lo ve. Dios no hace acepción de personas Él mira a los corazones de los hombres.

 

Satanás es el padre de todos los mentirosos, el príncipe de las tinieblas y el dios de este mundo, que se transforma en ángel de luz. A muchas personas les gusta pintarle como a un ángel de luz y se ofenden cuando se le revela en sus colores verdaderos. En estos días, como en los tiempos antiguos, hay muchos “Falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás  se disfraza como ángel de luz” (2 Cor. 11:13-14). Satanás, “el dios de este siglo  cegó el entendimiento de los incrédulos para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Cor. 4:4). Todos los pecadores e incrédulos están muertos y ciegos hacia Dios. Están gobernados por el espíritu del dios de este mundo (Ef. 2:2), donde todo es vanidad, a través de este sistema tiene atrapado a pobres, ricos, morales e inmorales. A menos de que sus ojos sean abiertos de alguna manera a su condición perdida, ellos se encaminan a su destrucción eterna. El que dice, “No tengo pecado” se engaña.

 

Cuando Ud. lea este libro y estudie sus cuadros, Ud. podrá ver su propio corazón. Permita que el reflector de Dios le muestre la condición de su corazón. Reconozca sus pecados  y no niegue su existencia porque la Palabra de Dios nos dice que “Si dijéremos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no hay verdad en nosotros. Si confesamos nuestros pecados. El es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad” (Juan 1:1-10). “La sangre de Jesucristo, el hijo de Dios, nos limpia de todo pecado”.

 

Ud. está gobernado sea por Satanás o por Dios, Ud. es esclavo del pecado o siervo de Dios. Si el pecado gobierna su vida, no lo niegue, más bien clame a Dios quien está listo para libertarle por medio de Jesucristo quien vino a este mundo para salvar pecadores, para quebrantar el poder de satanás y del pecado sobre nosotros. El es nuestra redención. Ud. está en la presencia de un Dios Santo que ve todos los secretos, las obras y pensamientos ocultos de su vida. Es imposible que Ud. y sus obras se oculten de Dios, porque “El que hizo el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá?” (Sal. 94:9).

 

“Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él” (2 Cron. 16:9).

 

“Porque sus ojos están sobre los caminos del hombre, y ve todos sus pasos. No hay tinieblas ni sombra de muerte donde se escondan los que hacen maldad” (Job. 34:21-22).

 

“Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos” (Juan 2:24).

 

Por lo tanto “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño” (Sal. 32:1-2). (Lea también el Salmo 51). Jesús está aún llamando hoy día: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar” (Mat. 11:28-30).

 

 

 

EXPLICACIÓN DE LOS CUADROS

 

El Primer Cuadro

 

 

Este cuadro revela el corazón de una mujer o de un hombre no regenerado, mundano, descrito en la Biblia como pecador, es decir, gobernado por el espíritu de este mundo y por los deseos y pasiones de la carne. Este es un verdadero cuadro del corazón tal como Dios lo ve. Los ojos húmedos y rojizos hablan de embriaguez descrita en (Proverbios 23:29-33): “¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos?. Para los que se detienen mucho en el vino. Para los que van buscando  la mistura.

1.) EL CORAZÓN DEL PECADOR

 

No mires al vino cuando rojea. Cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; mas al fin como serpiente morderá, y como áspid  dará dolor. Tus ojos mirarán cosas extrañas, y tu corazón, hablará perversidades”.

 

En este cuadro, debajo de la cabeza se puede ver el corazón del hombre, habitado por varios animales los cuales hablan de los muchos y varios pecados en el corazón humano, puesto que el corazón es el lugar de residencia y el asiento de nuestros pecados. Dios nos dice por la boca de su profeta Jeremías, que “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso, ¿quién lo conocerá?” (Jer.17:9). Jesús mismo confirma esto diciendo, “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre” (Marcos 7: 21-23).

 

1.-EL PAVO REAL: A pesar de que la hermosura del pavo real es admirada por todos, aquí en el corazón del hombre, habla del pecado del orgullo. Lucifer, el querubín ungido, que en un tiempo fue el portador de luz de Dios, un ángel de Dios, cayó por el orgullo y así llegó a ser el enemigo de Dios - el Diablo (Isaías 14: 9-17; Ezeq. 28: 12-17).

 

El orgullo viene del mismo abismo del infierno, y se revela en muchas maneras. Algunas personas se enorgullecen de sus riquezas, acerca de su altura de educación; vestidos de moda por los cuales ellos exponen sus cuerpos de una manera vergonzosa; por el uso de adornos sonoros, braceletes, anillos, etc. tal como está hábilmente descrito en (Isaías 3:17-24). Algunos se enorgullecen de su ascendencia, nacionalidad, cultura, deportes, etc. olvidando que “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (1 Ped. 5:5). Dios odia el orgullo y la arrogancia (Prov.18:12): “Antes del quebrantamiento se eleva el corazón del hombre, y antes de la honra es el abatimiento”.

 

2.-EL MACHO CABRIO: Un animal hediondo y apasionado expresa la pasión carnal, inmoralidad, fornicación, adulterio. Los pecados que se acaban de mencionar se han aumentado en estos últimos modernos días, tan extensamente, que tenemos que admitir la verdad de las palabras de Jesús cuando él predijo hace cerca de 2.000 años que los últimos días serán como los días de Sodoma y Gomorra. Este espíritu moderno no se ha apoderado solamente de los hombres y de las mujeres; ha penetrado a los hogares de gente religiosa y a las instituciones, nuestras escuelas y hospedajes, sino que la semilla corruptora se siembra sin vergüenza de alguna  manera sutil diabólica en los corazones de la humanidad por medio de la televisión, teatros, literatura podrida, y en tantas otras maneras, que Dios llama pecado, se mira hoy como moral moderna. Millones de jóvenes forman su concepto de vida ideal de los cinemas y novelas, solamente para encontrarse en dificultades, vergüenza y remordimiento. Actores y actrices inmorales, de vida desordenada llegan a ser los héroes y heroínas de los jóvenes de esta generación. Los salones de baile, son también muy a menudo los lugares donde se fomenta la inmoralidad. Los héroes de pureza de Dios, como José (Gen. 39) y otros, ya no son tomados como ejemplos. Aún el torpe antiguo Zulú pagano quien impuso la muerte a un adúltero o una adúltera, podría enseñar algo a nuestra tal llamada generación civilizada y se mantendría condenándonos en el día del juicio. Dios nos dice que no debemos jugar con la fornicación sino debemos huir de ella. “Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo;  más el que fornica, contra su propio cuerpo peca ¿O Ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Cor. 6:18-19). “Si alguno (alguna) destruyere el templo de Dios, Dios le  destruirá a él (ella); porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” (1 Cor. 3:17).

 

3.-EL CERDO: Habla de los pecados de embriaguez y glotonería. Es un animal sucio, devorando todo lo que encuentra a su paso, sea limpio o sucio, y de la misma manera un corazón pecaminoso devora toda sugerencia impura, expresiones impuras, literatura impura, etc. El cuerpo, destinado a ser el templo del Dios vivo, está ensuciado con alimento impuro y hábitos sucios tales como fumar o mascar tabaco, el uso de opio y otras drogas perniciosas, etc. El hábito de fumar tabaco y aún “PVC” se ha apoderado de los hombres y de las mujeres como nunca antes. Solamente el poder de Dios puede libertar a tales pobres victimas del tabaco y esclavos del diablo. Mientras que la mayor parte de la gente con inclinación religiosa no se atrevería a fumar en un edificio de una iglesia, considerándolo casi un sacrilegio, sin embargo no tiene escrúpulos de ensuciar, con esta yerba hedionda, lo que es realmente el templo de Dios, es decir, sus cuerpos. “¿No sabéis? dice el apóstol Pablo, ¿que vuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, y que al que ensucia este cuerpo, Dios lo destruirá?” (1 Cor. 3: 16-17; 1 Cor.  6:18-19).

 

Una persona glotona es también abominación a la vista de Dios. Comemos para vivir, no vivimos para comer. El hambre puede ser satisfecha comiendo alimento sano, pero el apetito desordenado siempre grita, “da, da”.

 

El apetito desordenado nunca será satisfecho, nunca será saciado. Conforme a la ley del Antiguo Testamento un borracho o un glotón tenía que ser apedreado hasta que muera (Deut. 21:18-21). “Porque el bebedor y el comilón empobrecerán,  Y el sueño hará vestir vestidos rotos.  Mas el que es compañero de glotones, avergüenza a su padre” (Prov. 23:21; Prov. 28:7). Recuerde que cierto rico, glotón y esclavo de sus pasiones, murió y estando en el infierno levantó sus ojos en tormento indecible. No es necesario mencionar que la bebida es mala. Es demasiado bien sabido para ser tomada ligeramente. Dios nos dice claramente en su Palabra que ningún borracho heredará el reino de Dios. Los que fabrican y venden bebidas embriagantes son igualmente culpables ante Dios, porque Dios dice, “Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida” (Isaías 5:22). “¡Ay del que da de beber a su prójimo! ¡Ay de ti, que le acercas tu hiel, y le embriagas, para mirar su desnudez!” (Hab. 2:15). “Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas, y vino, y no miran la obra de Jehová, ni consideran la obra de sus manos” (Isaías 5:12). “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?.  No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (1 Cor. 6:9-10).

 

Los pecados de nuestra naturaleza terrestre son inequívocos. Estos son algunos de ellos: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Gal. 5:19-21). “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu” (Ef. 5:18).

 

Jesús da la siguiente invitación a los sedientos: “Si alguno tiene sed, venga a mi y beba del agua de vida y de su interior correrán ríos de agua viva” (Juan 7:37-38). “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid  comprad  sin dinero y sin precio, vino y leche” (Isaías 55:1), “Mas el  que bebiere del agua que yo le daré,  no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré  será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4:14).

 

4.-LA TORTUGA: Habla de pereza, posposición y, adivinanza. La increencia es como el pecado de adivinanza. “El deseo del perezoso le mata, porque sus manos no quieren trabajar. Hay quien todo el día codicia...” (Prov. 21:25-26). Josué tuvo que decir a los hijos de Israel, “No seáis perezosos para poseer la tierra”. La naturaleza humana es muy perezosa y floja para adquirir las cosas de Dios. Jesús dijo “Esforzaos a entrar por la puerta angosta...” (Luc. 13:24), “Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Mat. 7:8). “El reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan” (Mat. 11:12).

 

La pereza concerniente a la salvación y al bienestar espiritual de nuestras almas lleva a perdición. Nos separa de orar, de buscar las cosas profundas de Dios, de tomar posesión de las ricas promesas de Dios; lleva a destrucción. Cuando Dios le ha hablado exigiéndole que le dé su corazón HOY, el diablo le dice, hágalo mañana, o, algún día conveniente, el cual, puede que nunca venga; y Ud. muere sin salvación y sin Cristo. Dios dice, “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Heb. 3:7-8). ¡Cuántos han perecido posponiendo la salvación para un día más conveniente el cual nunca vino! . El día de mañana no es de Ud.

 

La concha de la tortuga es usada a menudo por los brujos para practicar la brujería, y señala aquí el pecado de la brujería, adivinanza o augurio, en lugar de confiar en el Dios viviente. Especialmente en los tiempos de prueba y enfermedad, adversidad y luto se nos dice que debemos llamar al Dios vivo, quien está listo para ayudar, en lugar de confiar en la buena o la mala suerte, porque “Por Jehová son ordenados los pasos del hombre” (Sal. 37:23). “Porque ni de oriente ni de occidente, ni del desierto viene el enaltecimiento. Mas Dios es el Juez” (Sal. 75:6-7). Dios ordenó a los hijos de Israel, diciendo, “No sea hallado en ti quien haga pasar su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique  adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago,  ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación a Jehová cualquiera que hace estas cosas” (Deut. 18:10-12). “Más los perros estarán fuera, y los hechiceros, y los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira” (Apoc. 22:15). “No os volváis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultéis, contaminándoos con ellos. Yo Jehová vuestro Dios” (Lev. 19:31). “Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos? ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido” (Isaías 8:19-20). Mientras que Ud. está leyendo este librito, Dios le está hablando, llamándole para que se arrepienta y entregue su vida a Él, pero el espíritu de la tortuga, que está en su corazón, le hace toda clase de sugerencias para posponer su decisión por Dios, y trata de llenar su corazón con temor. “¿Qué dirán mis parientes, mis amigos, el mundo si llego a ser un cristiano verdadero? ¿Qué ocurrirá si ya no tomo parte en los bailes, reuniones sociales y los placeres mundanos?”. En lugar de ver las riquezas insondables de Jesucristo. Su paz maravillosa, su gozo inefable, su gloria, la vida inmortal tan llena de felicidad; Ud. comienza a ver todas las cosas que Ud. tiene que perder o “renunciar”, cuando Ud. permite que Cristo venga a su corazón, mientras que el temor del hombre y el temor de la muerte le mantienen en esclavitud al diablo. Pero Cristo vino para librar a todos los que “por el temor de la muerte estaban por toda la vida sujetos a servidumbre (esclavitud)” (Heb. 2:14-15). El espíritu de posposición está endureciendo su corazón hasta que sea tan duro como la concha de la tortuga.

 

5.-EL LEOPARDO: Es una bestia cruel y feroz. Odio, ira y mal genio a menudo rigen el corazón del hombre y no de una manera infrecuente llevan al asesinato. Ud. puede tratar y aún obtener el control de su mal genio, por algún tiempo hasta que se pone fuera de control y se manifiesta en toda su ferocidad. Es mejor admitir que está dentro de su corazón y pedir a Jesús que le libre. “Que no haya ira en vuestros ojos” (Gen. 45:5). “Deja  la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo” (Sal. 37:8) “Cruel es la ira,  e impetuoso el furor; Mas ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia?” (Prov. 27:4) “No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios” (Ecle. 7:9) “Quita, pues, de tu corazón el enojo” (Ecle. 11:10). “Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo...” (Col. 3:8).

 

Muchos tratan de apaciguar su ira con la bebida o con la venganza, pero “Veneno de serpientes es su vino, Y ponzoña cruel de áspides” (Deut. 32:33). La venganza es dulce para el corazón pecaminoso, pero Dios es nuestro vengador, Jesús dijo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” y “Amad a vuestros enemigos”. Dios prometió perdonar nuestros pecados, si nosotros perdonamos a los que pecan contra nosotros. Un espíritu rencoroso y quejumbroso es igualmente abominación delante de Dios. La pasión maligna para derramar sangre y la guerra están en el corazón del hombre, por lo tanto la paz verdadera debe ser establecida en el corazón y tiene que ser duradera.

 

6.-LA SERPIENTE: Engañó a Eva en el jardín de Edén y destruyó la dulce comunión y armonía con Dios. Satanás, el ángel caído, fue inducido por celos contra Adán y Eva, cuando les vio como a gobernantes del mundo, viviendo en perfecta unión con Dios, tomando el lugar de Lucifer. Por celos satanás hizo planes para su destrucción, y tuvo éxito en destruir su maravillosa armonía y vida con Dios. Los mismos celos y envidia diabólicos en el corazón humano destruyen la felicidad en los corazones de algunos cuando ven que otros son felices y viven cómodamente. “Duros como el Seol los celos” (Cant. 8:6). Trae pensamientos malos al corazón para destruir la felicidad de otros, y aún puede llevar al crimen. Este es especialmente el caso en algunas vidas matrimoniales. En el mundo de negocios, así como en otras esferas de la vida causa miseria indecible y odio. Aún obreros, cristianos, predicadores y ministros no están exentos de estos ataques si Dios utiliza a otro de sus siervos más que a ellos. Hacen bien de estar constantemente en guardia; “Y la esperanza no avergüenza  porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Rom. 5:5) para que su utilidad a Dios y su ministerio no sean menoscabados por un espíritu diabólico de celos.

 

7.-EL SAPO: Que come  sobre la tierra, habla aquí de los pecados de avaricia y amor al dinero que es la raíz de todo mal (1 Tim. 6:10). Se ha visto que algunos sapos en el Congo comen hormigas por cientos hasta que revientan y mueren. Una persona avara no quiere abrir su mano para ayudar al pobre y al necesitado, sino que trata, de todos modos sea honrada o deshonradamente, de reunir y ganar las riquezas de este mundo, a las cuales, después de todo, el orín y la polilla corrompen. Jesús mismo dijo, “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mat. 6:19-21). Acán y su familia perecieron porque él amó el oro y la plata y piedras y vestidos costosos (Josué 7). Judas Iscariote, el discípulo de Jesús, se ahorcó porque el amor del dinero le hizo traidor de su Señor y Maestro. No es el dinero que es malo, ni el oro, sino el amor al dinero que acecha en el corazón humano. Miles de hombres y mujeres de toda clase y raza están arruinando sus vidas y las de su familia por el deseo malo de grandes y repentinas riquezas por medio del azar y de apuestas por grandes sumas de dinero en las carreras de caballos y de perros, etc. El deseo de enriquecerse sin mucha molestia le lleva al robo, asesinato así como al suicidio. El amor al dinero y la avaricia tienen muchos compañeros, tales como amor de fama, de poder; puede que sea el poder político sobre otros, poder financiero para oprimir al pobre; poder religioso, ser más celoso por el nombre de una iglesia organizada que para Dios, condenando a cualquier santo que se atreve a seguir a Cristo sin adherirse a su iglesia particular (Marc. 9:38). Jesús dijo: “Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Luc. 12: 15). EI cuento del rico insensato dice como esto: “La heredad de un hombre rico había producido mucho y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Que haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para  muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios” (Luc. 12:16-21). “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? (Marcos 8:36). “No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis... Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. Porque donde está vuestro tesoro, allí  estará también vuestro corazón” (Luc. 12:22-34).

 

8.-SATANÁS: El padre de todos los mentirosos y de los que hacen mentira, es el instigador de los diversos pecados, y es el gobernador del corazón. Jesús dijo, “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida  desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8: 44).    Una mentira blanca es tan mala como una negra. Hay mentiras que son habladas, escritas o actuadas. Un hipócrita es un mentiroso porque en realidad él pretende lo que no es. Dios no puede mentir, tampoco un cristiano puede (Tito 1:2). “Si decimos que no  tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros” (1 Juan 1:6). “Más los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira” (Apoc. 22:15).

 

Dios odia a un testigo falso y a un mentiroso (Prov. 6:19).

 

9.-LA ESTRELLA: Habla de la conciencia de cada nombre. Aquí es negra, manchada y mala, probablemente muerta por el pecar continuo y voluntario, enceguecida y pervertida de tal manera que ya no puede  juzgar sus propias acciones.   Esta conciencia   mala algunas veces puede calmarse y a veces turbarse.   Acusa cuando debe excusar, y excusa cuando debe acusar. Puede ser cauterizada como con un hierro candente, y ha perdido toda sensibilidad y sentimiento por apartarse de la fe “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus  engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia” (1 Tim. 4:1-2; Heb. 10:22).

 

10.-EL OJO:   De Dios ve todo lo que pasa en, el corazón. Nada puede esconderse de Su ojo flameante y por lo tanto Él sabe   y ve todas las intenciones y pensamientos secretos del corazón. (El ojo de estos cuadros también corresponde a la expresión en la cara del hombre).

 

11.-LAS PEQUEÑAS LENGUAS DE FUEGO: Alrededor del corazón representan el amor de Dios que rodea al corazón pecador. Mientras que Dios odia al pecado. El ama al hombre y no desea la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva.

 

Jesús vino para salvar a los pecadores. Grande es el gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente. Las pequeñas lenguas también hablan de la sangre de Jesucristo, “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).

 

12.-EL ÁNGEL: Representa la Palabra de Dios. Dios quiere hablar a la mujer o al hombre engañoso y cargado de pecado para que se arrepienta y  permita a la luz  y al amor de Dios entrar en su corazón.

 

13.-LA PALOMA: Es un emblema del Espíritu Santo, el Espíritu de verdad que convence de pecado, de justicia y de Juicio. El Espíritu Santo aquí está fuera del corazón humano. No puede habitar donde el pecado domina.

 

En caso de que este corazón corresponda con el suyo, clame al Señor, abra su corazón a Él, permita que la luz de Su Palabra le alumbre. “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hech. 16:31). Dios quiere, sí. Él ha prometido cambiar su corazón, y darle un corazón nuevo y su espíritu sea morada del Espíritu Santo. Esto está ilustrado en el segundo cuadro.

 

 

 

 

 

El Segundo Cuadro

 

Este cuadro muestra un corazón que se arrepiente, que comienza a aceptar a Dios. El ángel está blandiendo la espada, la Palabra de Dios, la cual es “Viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas, y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Heb. 4:12). La Palabra de Dios le recuerda que “La paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom. 6:23). “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Heb. 9:27). La herencia del pecador y del incrédulo será en el lago de fuego que arde con fuego y azufre.

 

En la otra mano el ángel sostiene un cráneo. Esto es para recordar al pecador que todos debemos morir. Nuestro cuerpo al cual tanto amamos, vestimos, alimentamos y hermoseamos, le damos todo el cuidado y atención para satisfacer sus deseos y aspiraciones, va a morir y descomponerse, y los gusanos lo devorarán mientras que nuestra alma y espíritu, vivirán para siempre y un día aparecerán ante el trono del juicio de Dios.

 

 

Aquí vemos al pecador comenzando a prestar atención al mensaje de Dios y abrir su corazón al amor de Dios. El Espíritu Santo comienza a brillar en el corazón oscuro y pecador. La luz de Dios entra a su templo para disipar toda la oscuridad. Cuando la luz de Dios entra, las tinieblas tienen que irse. El pecado representado por los diversos animales, tiene que  huir.

2.) EL CORAZÓN CONVENCIDO Y QUE SE RINDE

Por lo tanto, estimado lector, permita a Jesús, la luz del mundo, que entre a su corazón, y las tinieblas y las obras de las tinieblas deben dejar su corazón, tal como se  ilustra en este cuadro. Jesús dijo, “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12). Ud. nunca tendrá éxito en expulsar a las tinieblas fuera de su corazón con sus propios esfuerzos, su propia sabiduría, o por la sabiduría de los hombres. La manera más efectiva, sencilla, segura, rápida y la única, es permitir a  Jesús, la Luz, que entra, y las tinieblas, que es el pecado, deben irse. La luna y las estrellas pueden darnos algo de ayuda en una noche oscura, más cuando el sol ha salido, entonces las tinieblas así como las otras luces pequeñas desaparecen. Jesús es el Sol de la justicia. Cuando El entró al templo de Jerusalén, El echó fuera a todos los que vendían toros, ovejas y palomas, y trastornó las mesas de los cambiadores diciendo, “Escrito está: Mi casa,  casa de oración será llamada; mas vosotros  la habéis hecho cueva de ladrones” (Mat. 21:13). Su corazón está destinado para ser casa de Dios, el templo de Dios. Él quiere habitar en él, hermosearlo, llenarlo con luz, amor y gozo. Jesús no solamente vino para perdonar nuestros pecados, sino El vino para libertarnos y ponernos libres del poder y dominio del pecado. “Si el Hijo (Jesús) os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:36).

                                                               

 

 

El Tercer Cuadro

 

 

Este cuadro, nos muestra la condición del corazón de un pecador arrepentido en verdad. Ahora él ve lo grande y lo horrendo de sus muchos pecados por los cuales Jesús murió en la cruz. Cuando él contempla la cruz, la cual el ángel, la Palabra de Dios le revela, quebranta a su corazón ahora contrito, y es consternado con remordimiento y dolor profundo,  sentidos en el corazón por sus muchos pecados. Al ver el gran amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, este amor está derritiendo su corazón, especialmente cuando, comienza a darse cuenta de que Jesucristo el Hijo de Dios vino para llevar sus muchos pecados, cuando quiso morir en su lugar sobre el árbol maldito.

 

 

 

El hecho de que Jesús fue azotado, coronado con espinas, tuvo clavos crueles atravesados en sus manos y en sus pies y murió en una cruz por nuestros pecados, es hecho real y profundo en el pecador arrepentido, revolucionando su corazón y vida.  A medida que lee la Palabra de Dios en la cual él puede verse como en un espejo, él se da cuenta más y más de cuán lejos se ha apartado de Dios y ha transgredido sus mandamientos. Dolor y contrición profunda se apoderan de él, cuando derrama su corazón delante de Dios con lágrimas y clamor amargo.

EL CORAZÓN ARREPENTIDO

 

 

Jesús se le está acercando. El amor y la paz de Dios entran en su corazón cuando comienza a darse cuenta “La sangre de Jesucristo, su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7).  "Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu" (Sal. 34:16). También la Palabra de Dios declara, "Pero  miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra" (Isa. 66:2). El Espíritu Santo le susurra las palabras de Jesús "Ten ánimo, hijo (hija); tus pecados te son perdonados" (Mat. 9:2). Mientras está mirando a la cruz y a la sangre de Jesús vertida en la cruz, creyendo que todo fue hecho por él, comienza a darse cuenta de que su carga ha sido quitada de él, porque Jesús ha llevado nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores, “Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados”, con todo eso “Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento” (Isa 53:1-12).

 

 

La luz del Espíritu Santo ahora llena su corazón que había sido oscuro y sucio. Él está ahora limpiado y hecho blanco como la nieve por medio de la sangre de Jesús; “Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18). “El Espíritu Santo mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que es perdonado, y por gracia, se ha convertido en hijo de Dios” (Rom. 8:16). Él está ahora seguro de que el que cree en Jesús no perecerá, sino tendrá la vida eterna “Mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Cor. 6:10-11). Porque en Jesús “Tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia” (Ef. 1: 7). Los deseos pecaminosos de la carne ahora son reemplazados por un deseo profundo de vivir para Dios y servirle a “Quien nos amó primero”. En lugar de amar al mundo y a las cosas del mundo, ama a DIOS y a las cosas de Dios.

Por lo tanto en este cuadro encontramos a los animales que representan al pecado, fuera de su corazón, aunque Satanás se resiste a dejar su primera habitación mirando atrás y esperando encontrar entrada una vez más. Esta es la razón por la que el Señor Jesús nos advirtió que debemos velar y orar para resistir al diablo para que él huya de nosotros.

 

 

 

El Cuarto Cuadro

 

Este cuadro habla de un cristiano que ha encontrado paz y redención perfecta por medio del sacrificio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y  yo  al mundo” (Gal. 6:14). Jesús murió en la cruz para que nosotros también seamos muertos a los pecados, vivamos en la justicia (1 Ped. 2:24) un cristiano crucificado al mundo. Se nos manda "Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne” (Gal. 5:16-25). El pilar al cual el Señor fue amarrado después de que  le desnudaron, está representando en este cuadro del corazón, así como los látigos con los cuales le azotaron cruelmente. “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive cristo en mí…” (Gal. 2:20),  “Muertos sois, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios” (Col. 3:3). “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Rom. 6:11).

CRUCIFICADO CON CRISTO

 

Herido por nuestros pecados porque “el castigo de nuestra paz fue sobre él”. Herodes y su gente se hicieron la burla de él. Y después de haberle azotado, le encajaron una corona de espinas sobre su cabeza en vez de coronarle con una corona de oro, y pusieron una caña en su mano derecha, en lugar de báculo de rey, e inclinaban la cabeza delante de él y se hacían la burla diciendo: “¡Salve, Rey de los Judíos!”. Le escupieron y quitándole la caña le herían la cabeza. Después de que ellos se hicieron la burla de él de una manera vergonzosa y cruel, le llevaron para ser crucificado.

 

Hay muchos llamados cristianos que oran en las iglesias, toman parte de la cena del Señor, cantan los himnos de Dios y aún, por sus malas obras, constantemente crucifican a su Salvador nuevamente. “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mat. 7:21 -27).

 

En este cuadro también encontramos la bolsa de dinero que pertenece a Judas, quien traicionó al Señor Jesús y le vendió por treinta piezas de plata, porque el amor del dinero había capturado su corazón y cegado su mente. La linterna, las cadenas, etc. fueron usadas por los soldados que tomaron preso a Jesús de noche. Los dados, tan a menudo usados para las apuestas, fueron usados por los soldados cuando echaron suertes para sus vestidos, así cumpliendo la palabra profética de Dios “Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes” (Sal. 22:18). Tomaron todo lo que pertenecía a Jesús, pero a Él mismo le rechazaron diciendo “No queremos que éste reine sobre nosotros”.

 

La humanidad en general está ansiosa de recibir todas las bendiciones de Dios, toda la lluvia y toda la luz solar, pero no quieren someterse al dominio absoluto de Dios. Para muchos, Dios es bueno solamente para ayudar en tiempos de dificultad y desesperación.

 

Con la lanza, los soldados perforaron su lado y corazón “y al instante salió sangre y agua” (Juan 19: 33-37).  Antes de que el gallo cantara, Pedro había negado a Jesús tres veces, pero más tarde se arrepintió con llanto amargo, ¿esta Ud. confesando a Jesús por palabra y obra? ¿O tiene Ud. vergüenza de hacerlo ante los hombres?. Jesús dijo: “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Mat. 10:32-33).

 

 Jesús dijo también “Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí” (Mat. 10:38). Benditos son los que se paran sobre la roca, Jesucristo!

 

Roca de la eternidad Fuiste abierta para mí.
En tu lado escóndeme, que con lanza herido fue.
De mi culpa y su Poder, Con tu Sangre Lávame.

 

 

 El Quinto Cuadro

 

Este cuadro muestra el corazón del pecador santificado y limpiado, salvado por la misericordia y gracia abundantes de Dios. Se ha convertido en un verdadero templo de Dios, la habitación de Dios, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo conforme a la promesa del Señor Jesucristo, “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”  (Juan 14:23). Dios honra, bendice y eleva al hombre por medio de Jesucristo (Luc. 1:52).

 

El corazón ha llegado a ser ahora un verdadero templo de Dios. El pecado ha sido desalojado. En lugar de los varios animales dominados por satanás, el padre de las mentiras, vemos al Espíritu Santo, habitando en el corazón. En lugar de ser el asiento abominable del pecado, el corazón ha llegado a ser el árbol hermoso que lleva fruto o jardín que produce los frutos del Espíritu, tales como amor, gozo, paz, humildad, magnanimidad, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza y otros, los cuales son agradables a Dios y al hombre. Ha llegado a ser ahora una rama de la verdadera viña que produce fruto, nuestro Señor Jesucristo. El secreto de esta producción de fruto es que permanezca en Cristo, y Cristo y sus palabras habiten en él (Juan 15:1-10). Como ha sido llenado y bautizado con el Espíritu Santo, él tiene poder para vencer la carne y sus afectos, y crucificar al hombre viejo. Por el poder del Espíritu Santo él está capacitado para caminar en el Espíritu y vencer la carne. El ya no vive por lo que ve, oye y siente, sino por fe, porque la fe en Cristo Jesús es la victoria que vence al mundo. Él vive por una esperanza segura y viva y está fortalecido por la esperanza gloriosa del pronto retorno de nuestro Señor Jesucristo. Él vive por y en el amor de Dios, que permanece para siempre. “Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gal. 5:22-23).

 

 

“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mat. 5:8). El rey David, a pesar de todas sus riquezas y sus victorias sobre sus enemigos exteriores, supo que la batalla más grande estaba  librándose en su propio corazón, y dándose cuenta   

5. EL TEMPLO DE DIOS

 

de su necesidad interior profunda, oró “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Sal. 51:10). Nadie puede limpiar su propio corazón, o crear dentro de sí un corazón limpio, sino que por un arrepentimiento genuino venga a Dios, como lo hizo David, pidiendo a Dios que cree un nuevo corazón en él, Dios está ansioso de hacer una nueva cosa en su vida. Remendando los vestidos harapientos desgarrados de su propia justicia con promesas y ofertas vacías no harán a su corazón una habitación apropiada para Dios. Él está más deseoso que Ud. para ayudarle, porque Él es quien ha prometido y dijo: “Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias, y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra” (Ezeq. 36:25-27). Este es el significado del Nuevo Testamento el cual Dios ha sellado por medio de la sangre de Su Hijo, Jesucristo.

 

 

 

En este cuadro también notamos que reaparece el ángel. Los ángeles están destinados para servir a los que heredarán la vida eterna, y campan en derredor de los que le temen (Sal. 34:7, 91:11; Dan. 6:22; Mat. 2:13, 13:19, 18:10; Hech. 5:19, 12:7-10).

 

 

En este cuadro se ve también al diablo, parado cerca del corazón, como si observase por alguna oportunidad para volver a entrar a su habitación anterior. Por lo cual somos amonestados “Sed sobrios, y  velad; porque vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1Ped. 5:8).

 

 

Muy a menudo está disfrazado como ángel de luz, engañando a los santos que no velan, con los deseos de este mundo, tratando, con sutileza, de engañar a los mismos escogidos. Sin embargo, si resistimos al diablo, él huirá de vosotros (Sant. 4:7).

 

 

 

 El Sexto Cuadro

 

 

 

Este es el cuadro triste de un retrógrada (retrocede). Un ojo está comenzando a cerrarse, mostrando que él está comenzando a enfriarse y adormitase en su vida cristiana, mientras que el otro ojo está mirando alrededor sin vergüenza, haciendo amor al mundo. La luz interior se ha hecho tenue, y los símbolos en su corazón que demuestran que él está listo para sufrir por Cristo, han disminuido y ya no están derechos. El está rodeado de tentaciones a las cuales gradualmente se está sometiendo en lugar de resistirlas.

 6. EL CORAZÓN TENTADO Y DIVIDIDO

 

 

En vez de  escuchar la voz de Dios, ahora comienza a escuchar las sugerencias sutiles y promesas vacías del tentador. Puede que aún  vaya a la iglesia, ocultando su mundanalidad bajo el manto de religión, el amor de Dios se ha enfriado en su corazón. Ha llegado a ser de doble mente, dudando entre dos opiniones. Está comenzando a coquetear con el mundo, mientras que aún pretende amar a Dios. La estrella en su corazón, la conciencia, se oscurece. La cruz ya no es llevada con una sonrisa, sino llega a ser una carga pesada y desagradable. Su fe comienza a fluctuar, cesa de estar en comunión con Dios en oración, se hace indiferente y descuidado acerca de la condición de su corazón y poco a poco hace campo para el tentador que acecha fuera de su corazón. Tiene placer en la compañía mundanal más que en el compañerismo con los verdaderos cristianos.

 

 

El espíritu del pavo real que representa el orgullo, comienza a buscar una entrada. Puede que se haya olvidado que fue salvo por gracia solamente, y llega a ser un cristiano orgulloso. La borrachera toca la puerta, buscando una entrada. Puede que en alguna ocasión especial, en la compañía de amigos mundanos, donde él tiene vergüenza de que se le considere excéntrico, débil o insociable, el diablo le diga esta única ocasión no dañará a su vida espiritual. Pensamientos y deseos carnales se dejan sentir. Quizás él comience a tener placer en los chistes inmorales, mirar una y otra vez con placer a las figuras inmorales, y tener placer en la compañía inmoral asistiendo a los salones de baile, lugares de diversiones cuestionables, devorando sugerencias malas del diablo que le dice que ésta es la naturaleza y que un pecado no es pecado.

 

 

En verdad, no podemos evitar que los pájaros salvajes del mal y los pensamientos impuros vuelen sobre nuestras cabezas, pero somos culpables si les permitimos que se posen sobre nosotros y hagan sus nidos en nuestros corazones, incubando sus obras malas. Si damos al diablo nuestro dedo meñique, es seguro que él agarre toda la mano arrastrando al alma y al espíritu al infierno eterno. Por lo tanto, la advertencia solemne de Dios a nosotros es huir de los deseos juveniles y no comenzar a jugar con el pecado, no importa en qué forma venga. Huya a Jesús, el Libertador, el Conquistador.

 

El hombre que se ve en este cuadro apuñalando el corazón, habla de los burladores y opositores del Cristianismo. Con sus lenguas calumniadoras y labios burlones apuñalan y hieren los corazones de los cristianos, ataques que un corazón dividido no puede sobrevivir. Comienza a temer a los hombres más que a Dios y por causa del temor de lo que el hombre diga o haga llega a ser el esclavo de los hombres, y se aparta de Dios. Ira y mal genio se muestran cuando hay dificultades y contratiempos, y fuerzan una entrada, esa serpiente mala de celo, el cual aparece cuando otros tienen éxito y prosperidad, entrará arrastrándose y sin hacerse notar, y si se le da un poco de oportunidad abrirá la puerta al odio y al orgullo.

 

Es tan fácil para el amor al dinero entrar solapadamente a nuestros corazones a no ser que prestemos atención a las advertencias de nuestro Señor Jesús cuando dice “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mat. 26:41). “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1Cor. 10:12). “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Ef. 6:11-18).

 

 

 El Séptimo Cuadro

 

Este cuadro revela la condición del corazón apóstata del hombre, después de que “Una vez fueron iluminados y gustaron el don celestial, y fueron hechos participes del Espíritu Santo, él ha recaído”. También muestra la condición de una persona que nunca se ha arrepentido o entregado, a pesar del hecho de que la verdad del Evangelio, llamada las “Buenas Nuevas” le ha sido presentada y revelada. Un hombre que endurece su corazón cuando Dios le ruega, se vuelve peor y peor a pesar de sus vanos esfuerzos de reformarse.

 

Concerniente al apóstata, Jesús mismo describió su posición cuando dijo “Cuando el espíritu inmundo sale del  hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Volveré a mi casa de donde salí. Y cuando llega, la halla barrida y adornada. Entonces va, y toma otros siete espíritus peores que él; y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero” (Luc. 11:24-26) “Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno” (2 Ped. 2:22).

 

 

Estas escrituras claramente explican la condición del corazón de un pecador que no se ha arrepentido o de un apóstata. El pecado en todo su engaño ha venido otra vez para quedarse y para gobernar en el corazón. Aún su cara revela, hasta cierta extensión, la condición de su corazón. El Espíritu Santo, esa paloma gentil, se ve obligada a dejar el corazón, puesto que el pecado y el Espíritu Santo no pueden vivir juntos. Es imposible para el corazón ser templo de Dios, y al mismo tiempo una guarida de satán. El ángel, la Palabra de Dios, tiene que irse con tristeza, aun mirando atrás, esperando que él o ella aún puedan arrepentirse como el hijo pródigo, “Y deseaba llenar su vientre de las 

  7. ELCORAZÓN ENDURECIDO APÓSTATA

 

 algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo, y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo” (Luc. 15:16-19). El padre, al ver a su hijo arrepentido, le perdonó y le restauró.

 

Pero en este caso en el cuadro, no hay señal de verdadero arrepentimiento, de volver a Dios, de buscar el perdón a los pies de Jesús. Su conciencia está como si fuese cauterizada con hierro candente “y está silenciada”. Tiene oídos pero no puede oír la voz suplicante de Jesús. Tiene ojos pero no puede ver el abismo sin fondo del infierno bostezando a sus pies. Ya no siente vergüenza de sus continuos pecados Satanás ha venido para gobernar en su corazón y está sentado como rey en su trono. Es posible que aún se alabe de ser decente y respetable en su aspecto exterior, de tener apariencia religiosa, como el sepulcro blanqueado, “Mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia” (Mat. 23:27).

 

El padre de las mentiras está ocupando el lugar del Espíritu de Verdad. Cada animal, cada pecado que ocupa su corazón está acompañado por un demonio especial y espíritu inmundo. Aunque él quisiera libertarse de estos atormentadores viles, le mantienen amarrado. “El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?” (Heb. 10:28-29); (2 Ped. 2:1-14).

 

Si este cuadro corresponde con la condición de su corazón, querido amigo, clame a Dios, del fondo de su corazón. “Él puede salvar hasta el infinito”, y puede y quiere perdonar todos sus pecados, si Ud. viene en un espíritu de verdadero arrepentimiento. Él puede amarrar al diablo y a toda su hueste de las tinieblas y arrojarlos fuera de su corazón, siempre que Ud. quiera permitirle hacer. Venga como vino el leproso a Jesús y le dijo: “Si quieres, puedes limpiarme. Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo Quiero, sé limpio” (Marcos 1:40-41). Pero si Ud. continúa endureciendo su corazón, y ama la oscuridad en lugar de la luz, no hay esperanza, no hay ayuda, porque Ud. está escogiendo la muerte en lugar de la vida  “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom. 6:23).

 

 

  El Octavo Cuadro

 

 

Aquí encontramos al pecador que pospone y al apóstata acercándose a la muerte, su cuerpo puede estar lleno de dolor y su alma llena con el temor de la muerte. La muerte (el esqueleto) ha venido en un tiempo inesperado y cuando no se le quiere.

8. EL SUPLICIO DEL PECADOR

 

Los placeres engañosos del pecado se han pasado, y la realidad terrible de las grandes sumas y terribles salarios del pecado tienen que arrostrarse. Las agonías del infierno han cogido a su víctima. Aunque él ahora tiene deseos vehementes de orar, encuentra que no puede obtener comunión con el Dios cuyo amor ha despreciado por tanto tiempo. Sus amigos de antes tienen miedo de pararse al lado de su cama, y sus palabras vacías de consuelo no pueden ayudarle ahora. Probablemente él obtuvo riquezas que no pueden alargar su vida, ni salvar su alma, ni aliviar la agonía de su alma. Encuentra imposible de concentrarse a Dios porque el diablo no le da ninguna oportunidad de hacerlo. Todo lo que él antes había amado y para lo cual había vivido, parece que se le hace la burla y aún su pastor infiel, probablemente no convertido, no le puede ayudar ahora, puesto que él ha despreciado la gracia de Dios y ha caído bajo la condenación de la ley. Comienza a darse cuenta de que “Horrenda cosa es caer en  manos del Dios vivo" (Heb. 10:31). Había esperado arreglar su cuenta con Dios en algún día conveniente, o en el lecho de la muerte, pero ahora encuentra que es demasiado tarde. Miles de personas mueren repentinamente, sin tener una oportunidad de buscar a Dios en sus lechos de muerte. Por lo tanto es esencial buscar a Dios mientras puede ser hallado; este pecador que está muriendo que rechazó la gracia y el amor de Dios durante el tiempo de su vida, en vez de oír las palabras consoladoras y salvadoras de Dios, ahora tiene que oír la voz de su Juez, el Salvador a quien rechazó, diciéndole “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mat. 25:41). “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Heb. 9:27).

 

 

 

 El Noveno Cuadro

 

Este cuadro representa a un cristiano que soporta y vence las pruebas duras y la tentación. A pesar de que es tentado por todos lados, permanece firme y se mantiene hasta el fin, siendo más que vencedor por medio de Jesucristo. No solamente ha entrado a la carrera cristiana, sino está perseverando, corriendo con paciencia, sin mirar a la izquierda ni a la derecha, sino “En el autor y consumador de la fe” puestos los ojos en Jesús (Heb 12:1-2).

 

 

Satanás con toda su hueste rodea al creyente corazón, tratando en vano de extraviar al hijo de Dios. Orgullo, amor al dinero, el demonio de inmoralidad y otros, están también representados. En lugar del leopardo vemos ahora un asno, porque a menudo el pecado  se nos acerca en diferente forma, y se oculta bajo nombre o ropa diferente. Pero el cristiano que vela descubre al pecado aún cuando viene bajo el manto de religión, o

9. EL CORAZÓN VICTORIOSO

 

como ángel de luz, porque la Palabra de Dios y el Espíritu de Verdad le guían a toda la verdad. Un hombre, teniendo  un vaso de vino en la mano baila alrededor del cristiano y trata de tentarle con los placeres del mundo. Sin embargo, no tiene efecto en el cristiano consagrado, puesto que él ha sido crucificado con Cristo al pecado y al mundo. El segundo hombre en el cuadro, está apuñalando al cristiano. Maledicencia, murmuraciones y amenazas por medio de los enemigos de Dios y muy a menudo por medio de creyentes así llamados están continuamente apuñalando el corazón del verdadero creyente. Pero él está muerto a lo que la gente dice y le importa solamente lo que Dios dice. Recuerda las palabras de Jesús “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos” (Mat. 5:11-12).

 

El pecado, la carne (la cual es él mismo) y el diablo, están constantemente haciendo supremos esfuerzos para apartar al cristiano del amor de Dios. Pero con gran gozo, y confianza él puede decir en verdad.  “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?” (Rom. 8:35). “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Rom. 8:37). Habiéndose puesto toda la armadura de Dios él puede estar firme en el día malo y vencer toda tentación mediante Jesucristo, quien venció todas las pruebas y tentaciones, que por medio de él nosotros podríamos vencer y obtener la corona de gloria.

 

-LA ESTRELLA: De la conciencia está clara y brillante. Su corazón está lleno de fe y llenado con el Espíritu Santo. El ángel representando la Palabra de Dios, le recuerda de las preciosas promesas dadas a los que vencen y soportan hasta el final. “Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios”, “El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte”, “Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo”. “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones” “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles”,  “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí”, “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono” (Apoc. 2:7-11-17-26; Apoc. 3:5-12-21).

 

-LA BOLSA ABIERTA DE DINERO: Muestra que no solamente su corazón, sino también su dinero está consagrado a Dios. En vez de desperdiciar sus bienes terrenales, está ayudando al pobre, dando sus diezmos (la décima parte de su ingreso) y ofrendas, o aún todo lo que posee, a Dios, usando todo para la gloria de Dios.

 

-EL PAN Y EL PEZ: Significan que él vive una vida templada y limpia. No se ensucia con bebidas embriagantes, o comiendo sangre, o ahogado, o cualquier comida sucia. No desperdicia su dinero, no ensucia su cuerpo (el cual es el templo de Dios), mascando o fumando tabaco en cualquier forma ni usa drogas o medicinas dañinas, sino come alimento nutritivo, limpio y sano. Su propio corazón ha llegado a ser una casa de oración. También asiste a los servicios de la iglesia, regular y respetuosamente, en toda clase de tiempo y bajo todas las circunstancias. Ama la oración, sea en la casa de oración o en su círculo familiar, o en su propio cuarto, porque sabe que un cristiano no puede existir sin comunión con Dios por medio de la oración.

 

-EL LIBRO ABIERTO: Significa que la Biblia es un libro abierto para él, y lo lee y estudia diariamente, encontrando la sabiduría y la fortaleza, la vida y la luz, riquezas espirituales y bendiciones. Se ha convertido en una lámpara para sus pies y una espada con la cual conquista al enemigo. Es el pan espiritual diario para su alma, agua para satisfacer su sed, un baño en el cual se limpia, y un espejo en el cual se ve.

 

Le gusta llevar la cruz, porque sabe que no hay corona sin cruz. Como sabe que ha resucitado con Cristo a novedad de vida, busca las cosas que son de arriba, las cosas eternas, las cosas que no se ven. Está preparado para encontrar a su Dios, y es como el árbol plantado junto al agua, que da su fruto en su tiempo, como una rama de la verdadera viña, que lleva mucho fruto. No conoce lo que es el temor a la muerte, porque el perfecto amor de Dios, que ha recibido por medio de Jesucristo resucitado, ha llenado su corazón de vida divina.

 

 

 El Décimo Cuadro

 

 

Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente” (Juan 11:25-26). De cierto, de cierto os digo: “El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).

10. LA GLORIOSA PARTIDA AL HOGAR

 

La muerte no infunde miedo ni tormento para el cristiano. “Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?... Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Cor. 15:54-57).

 

Una persona que ha vivido y caminado con Dios, no tiene miedo de la muerte. Cuando llegue el tiempo de su partida, irá con alegría, como el apóstol Pablo lo expresa, “Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor” (Fil. 1:23).

 

Un cristiano ansía ver el rostro de Jesús, quién murió por él y le redimió en la cruz. El Espíritu Santo también le recuerda las palabras de Jesús: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay ... vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:1-3). Antes bien, como está escrito: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Cor. 2:9). No hay lenguaje apropiado en la tierra por el cual uno puede explicar o describir la gloria de los lugares celestiales preparada para aquellos que andan en las pisadas de nuestro Señor Jesucristo aquí en la tierra.

 

En lugar del temible esqueleto (muerte) se ve en este último cuadro, al ángel o mensajero de Dios. Está esperando llevar al justificado espíritu de retorno a Dios. El alma y el espíritu están desprendidos de los lazos del cuerpo mortal y vuelan por las puertas abiertas del cielo al seno de aquel a quien su alma ha amado, por quien él vivió y murió sobre la tierra. Una bienvenida feliz le espera en la presencia de Dios donde es saludado por su Señor y Amo, con estas palabras de felicitación, “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor” (Mat. 25:21). Satanás ya no tiene poder sobre él porque “Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos” (Sal. 116:15).  “Y oí una voz que desde el cielo que me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que   mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen” (Apoc. 14:13).

 

 

 ULTIMA AMONESTACIÓN

 

Estimado Lector, que Dios le ayude a dar su corazón a Aquel que le ama, porque Él le ruega ahora, diciendo “Dame, hijo mío, tu corazón” (Prov. 23:26). De a Jesús su corazón cansado, desilusionado, doliente, y Él le dará a Ud. un nuevo corazón y un nuevo espíritu dentro de Ud. No sea engañado por su propio corazón engañoso, para seguir sus deseos, porque “El que confía en su propio corazón es necio; mas el que camina en sabiduría, será librado” (Prov. 28:26). Abandone sus pecados y alléguese a la justicia, “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna, en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Rom.6:23).

 

Y Ud. que ha entregado su vida a Dios, “Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús” (2 Tim. 1:13) por la misma razón que Pablo declara en (2 Tim 1:12), “Por lo cual asimismo padezco esto; porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día”. Edifíquese en la más sana doctrina, ore en el espíritu, manténgase en el amor de Dios, disfrutando a Jesús como su realidad de vida, porque Él es el Camino, la Verdad y la Vida, nuestro Señor que pronto regresará para recibir a los suyos  “el Rey de reyes y Señor de señores”.

 

 

“Y aquel, que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén” (Judas 24:25).

Escribir comentario

Comentarios: 2
  • #1

    ciroruizrojas88@gmail.com (viernes, 30 agosto 2019 05:09)

    EL CORAZON DEL. HOMBRE

  • #2

    ciroruizrojas88@gmail.com (viernes, 30 agosto 2019 05:14)

    el corazon del hombre